Es un proceso a través del cual una empresa accede a la tecnología de negocio que necesita para mejorar sus operaciones actuales y lograr sus proyectos que pueden estar representados en una amplia gama de posibilidades.
A continuación, se describen algunas:
- Incorporar o recuperar capacidades de gestión, operacionales o técnicas.
- La urgencia más grande de toda empresa está en lograr sus resultados. Y estos llegarán, más rápido y de manera más confiable, si se cuenta con las capacidades en la cantidad, calidad y oportunidad requeridos.
- La segunda falla de gestión de muchas empresas es no contar con las capacidades para lograr los resultados, pero la primera es no tenerlos a tiempo.
- La empresa puede apoyarse con un servicio profesional especializado, capaz de otorgarle la ruta clara para que esas capacidades existan según se necesitan. La consultoría aportará el conocimiento, método y gestión del proyecto, y la empresa aportará los recursos y operaciones para los objetivos que se persiguen.
- Cumplir con condiciones legales, técnicas u operacionales.
- El desenvolvimiento empresarial exige una diligente vinculación con regulaciones. Por su característica no operacional, el tipo de conocimiento requerido para registros públicos, permisos o certificaciones, no suele estar dentro de las empresas.
Para ello se recurre a profesionales especializados que, además de conocer el camino que recorrerá la empresa, y saber cómo llevar ese camino, también cuentan con un capital relacional y una representatividad ante las entidades regulatorias.
El apoyo de una consultoría, significará un ahorro de tiempo y esfuerzo significativo, evitando o minimizando el riesgo de devoluciones, rechazos o generar problemas derivados de las propias condiciones.
En muchos casos, el factor condicionante, es la emisión de una evaluación independiente, como sucede en la auditoría financiera o el peritaje.
Resolver problemas
Muchas veces se conocen los efectos, pero no las causas de los problemas.
Una consultoría, puede dirigir un diagnóstico especializado que conlleva a revelar las causas de los problemas, y además, cómo resolverlos.
Otras veces, se conocen efectos y causas. Pero la empresa no cuenta con los recursos internos para su atención, ni con la posibilidad tangible de desarrollarlos en el tiempo que los requiere. Así que acude a un tercero que dirija la solución.
Un poco de apoyo
Finalmente, por cualquier motivo estratégico u operacional, una empresa puede requerir un apoyo especial para sus operaciones o su gestión.
Este apoyo puede derivar en el incremento intensivo de una capacidad operacional por un tiempo limitado, utilizando los recursos de la consultoría. O la ejecución de ciertas actividades que, por cualquier motivo, la empresa decidió que debía hacerlas un tercero.
Habilitación
Para que el resultado de algunos tipos de consultoría tenga validez, sobre todo cuando se requiere su reconocimiento por terceros interesados, es necesario que el consultor esté habilitado con algunos requisitos como licencias, certificaciones o registros.
Para la mayoría de las necesidades, la habilitación no existe, sino que se basa en el prestigio y trayectoria de la persona o entidad consultora.
Aunque realmente pudiera realizarse una consultoría solamente para una parte del proceso.
Algunas empresas, por políticas internas, y de acuerdo al área, solicitan diagnóstico a varias empresas, e implementan con otra independiente de las primeras. Las posibilidades son muy flexibles y adaptables a la necesidad.
Proceso de la consultoría
Una consultoría completa, se desarrollará en cuatro etapas, a saber:
Diagnóstico
Es el proceso en el cual se define con precisión la situación actual y se establece la situación deseada. Teniendo de esta forma un análisis de brechas, priorización de acciones a seguir, estimación de recursos y tiempos.
El informe diagnóstico debe incluir desde información de la solicitud y objetivos del mismo, hasta descripción de los pasos a seguir para su solución.
En algún caso el propio diagnóstico representará el logro de los objetivos de la consultoría. Pero, la mayoría de las veces, el diagnóstico es el pilar fundamental para realizar el plan de acción.
Plan de acción
Es la selección de actividades, responsabilidades y recursos, cuya ejecución llevaría a los resultados recomendados en el diagnóstico.
Se presenta en forma de proyecto, describiendo la calidad, alcance, tiempo y presupuesto para llevar a feliz término la consultoría, con el subsecuente logro de los objetivos de negocio planteados al inicio.
Es una formalidad necesaria para regular las expectativas del interesado y del ejecutante, manteniéndose en el marco del acuerdo.
Implementación
Una vez diseñada la solución, la consultoría puede acompañar o ejecutar las actividades.
Es la fase más larga, y en la que se consume la mayor cantidad de recursos de ambas partes: la entidad o persona consultora, y la empresa beneficiaria.
Control
Cuando la implementación se ha iniciado, se activan los mecanismos de control y seguimiento asociados a la consultoría.
La entidad consultora puede encargarse de la verificación del avance de proyectos internos de la empresa tanto como de proyectos realizados por terceros.
Algunos tipos de consultoría son exclusivamente de control.
Quién hace una consultoría
La consultoría es una disciplina que implica la aplicación de conocimientos, procedimientos e instrumentos con una metodología específica, diseñada para lograr un resultado de forma sistemática.
Algunos procedimientos de consultoría están representados en normas técnicas. También en manuales algo menos formales.
En muchos casos, comprenden una compilación de la experiencia profesional aplicada a un sector o proceso empresarial.
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El valor de una consultoría
Algunas actividades de consultoría tienen un estándar de aplicación que ofrece muy pocas variaciones a las estructuras de los proyectos. Otras son absolutamente únicas e irrepetibles.
En cualquiera de los casos, el precio a pagar por una consultoría se constituye de una serie de variables entre las que se pueden encontrar:
Valor de los recursos aplicados por la entidad o persona consultora.
Tarifas de amortización de inversiones realizadas por la entidad o persona consultora, de forma previa, con la finalidad de habilitarse para dicha consultoría.
- Costos logísticos relativos a la realización de la consultoría.
- Margen de ganancia de la entidad o persona consultora.
- Gastos administrativos de la entidad o persona consultora.Algunos tipos de consultoría están asociados al valor del resultado de la consultoría, como los proyectos de inversión o el peritaje, que suelen aplicar un tabulador regresivo al monto referencial base.
Otros tipos de consultoría tienen una cercana asociación al valor por hora de los profesionales aplicados en el proyecto.
Al estar involucrado el talento humano, como recurso primordial de la consultoría, algunos empresarios comparan el valor de la misma, con el costo de operación propio. Lo que les da una percepción de valor relativo alto.
Esta percepción ocurre por la distorsión que genera alinear el costo de operar para un plazo similar al de duración de la consultoría.
La verdad es que la consultoría implica un plazo mucho más largo que el aplicado en el proyecto de un cliente, que incluye la preparación, selección y entrenamiento del equipo de trabajo y otros costos, para que pueda aplicarse de manera intensiva el conocimiento en el lapso de la consultoría.
Entonces, el costo unitario, finalmente, termina siendo muy parecido al propio costo de operación de la empresa.
La mayor ganancia para la empresa radica en dos beneficios: la precisión de la ejecución y el tiempo de aplicación.
Finalmente, la empresa debe asegurarse de capitalizar el conocimiento que le aporta la consultoría, porque a largo plazo, el costo relativo será bajísimo.